sábado, 23 de agosto de 2008

Mejor...imposible- As Good As It Gets



¿Quien no habrá visto la comedia protagonizada por Jack Nicholson y dirigida por James L.Brooks en la que se pueden observar los síntomas del denominado Trastorno Obsesivo-compulsivo (TOC)?

Personalmente, cuando la vi, me pareció una película entretenida, que narra de un modo humorístico la vida de una persona con este tipo de trastorno que afecta a un 2,5% de la población española. Es decir, que por muy cómico que pueda parecer, más de un millón de personas en nuestro país realiza una serie de rituales bien de limpieza (como se pueden ver en el film:
-lavarse las manos en un número exagerado de ocasiones con un jabón nuevo de cada vez; abrir y cerrar las puertas una serie de veces antes de entrar en una sala; no pisar las rayas de las baldosas de la acera...) ; bien de organización, disposición y acumulación de objetos, de comprobación, o a modo de pensamientos compulsivos (por ejemplo: pensar en una serie de números, bien sumándolos, contándolos hacia atrás, en una determinada situación).

La película con ese matiz humorístico define bien el trastorno, pero, no sirve para conocer ni su origen, tratamiento ni visión subjetiva del trastorno que tiene la persona implicada.

¿Cómo establecer la diferencia entre una persona con TOC y otra a la que le gusta estar limpia, incluso lavarse las manos a menudo, tener su hogar en condiciones salubres y que de vez en cuando se preocupa de ver si cerró la llave del gas de la cocina?

La diferencia está en que para la persona con TOC, si no realizan sus "rituales" o compulsiones (que son los que alivian sus pensamientos obsesivos) manifestarán una ansiedad patológica (entendiéndose ésta como un temor intenso a una situación real o imaginaria que genera estrés acompañada de sudoración , taquicardias, temblores, inquietud motora, transpiración, etc. ).

En ocasiones, estas personas son conscientes de que los pensamientos o ideas son exageradas o irracionales, pero creen que si no realizan los "rituales", algo malo les sucederá, se contaminarán o/e incluso morirán. La realización de dichos "rituales", además, les supone horas de dedicación, interfieriendo de un modo negativo en su vida diaria.

Bien es cierto que existen otras películas interesantes si se quiere conocer este tipo de trastorno en formato audiovisual. Por ejemplo, El aviador, El número 23 o El día que me amen.

Pero lo que interesará saber es si este trastorno tiene o no solución, si existe un tratamiento eficaz.

Además de los psicofármacos antidepresivos (concretamente los inhibidores de la recaptación de la serotonina), la terapia conductual parece tener un resultado eficaz. Mediante técnicas de exposición-respuesta ante determinados estímulos y de un modo gradual, la persona va eliminando progresivamente los pensamientos obsesivos, disminuyendo a su vez la repetición de las compulsiones hasta llegar a su extinción.

A bote pronto, parece sencillo, pero no creo que lo sea para una persona que lo sufre.

Algún día me gustaría conocer el testimonio en vivo de alguien que haya superado el trastorno y me pueda decir con sinceridad que ahora si que: "Mejor...imposible".


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viernes, 22 de agosto de 2008

¿Y qué es lo que importa, después de todo?

¿Somos los seres humanos animales de costumbres o preferimos vivir experiencias cíciclas, oscilantes e impulsivas, día a día? Desde mi punto de vista, el amor se está volviendo cada vez más artificial e instantáneo. Es como un mensaje de móvil, un mail o una foto en cámara digital, momentáneo, satisfactorio, eficaz, pero frío y artificial. En palabras y para que se entienda, podríamos decir que el "te quiero" ha sido sustituído por "¿echamos un polvo?". Muchas personas disfrutan con los líos de una noche, pero otras se esconden en estas relaciones por temor al fracaso, al dolor, al sufrimiento, al miedo a que "¿y si me gusta tanto que me acabo pillando por el/la otro/a?" Y yo me pregunto: ¿Y eso es malo? pero en realidad el pánico está en: "¿y si la otra persona no me corresponde?" Es por eso, en mi opinión que la diversión del sexo sin sentimientos "se vende mejor". Es lógico, a nadie le gusta llorar, y no pocos dirán que han llorado han sufrido, o les han hecho daño por amor.
Es una verdadera suerte tener a nuestra disposición, a diferencia de generaciones pasadas, todo lo que queremos saber sobre el sexo, pero es también una gran desgracia, que la afectividad y el romanticismo se dejen de lado, como si fuesen independientes; ya que sexo se transmite como sinónimo de locura, placer, erotismo, satisfacción y el amor acaba siendo una palabra sin más, que se la lleva el viento.
Si alguien ha sufrido por amor, dirá que el amor no existe, que las historias de verdadero amor son sólo cuentos de niños, que aunque creyera en un pasado en el amor, nunca volverá a enamorarse, porque es una pérdida de tiempo, de esfuerzo, que además genera preocupación, ansiedad, estrés... vamos, que no compensa. En cambio, alguien que lo ha pasado mal "en la cama"... bueno, el pensamiento es ¡a seguir intentándolo, hasta que el cuerpo aguante!
En fin, sexo-amor... amor-sexo, ¿complementarios, antagónicos, polos opuestos que se atraen?¿Necesarios? ¿Optativos? Dar una respuesta no es fácil cuanto más si no tienes clara la definición de ambos conceptos; y sobre todo porque uno de ellos tiene un grado de abstracción difícil de precisar. Es cuestión de opiniones, que por tanto, pueden tomarse con humor o filosofía:

El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores-(Woody Allen)

Te amo para amarte y no para ser amado, puesto que nada me place tanto como verte a ti feliz- George Sand (1804-1876)

Mi opinión queda dicha, y el resto, ya depende de cada uno... Leer más...

A comentarios embarazosos...respuestas anticonceptivas


¿A quién no le ha pasado alguna vez el caso de recibir un comentario sin falta de escrúpulos, un comentario inmerecido que por ser inesperado o absurdo, por proceder de un superior (y con superior me refiero al ámbito laboral) o simplemente, te deja tan frío/a que no sabes a qué atenerte, ni qué contestar. Pasado el trago te quedas pensando: Pude haberle dicho...
Existe un libro, que a mi parecer, trata el tema de una manera sencilla y con humor: "Cómo defenderse de los ataques verbales" de Barbara Berckhan.
En el se explican estrategias para atacar provocaciones y esquivar al agresor, para impactar cuando hay poco interés en iniciar una discusión, para retomar el asunto si el ataque se produce en medio de una discusión o negociación importante o para pararle los pies a un agresor arrogante. Son de lo más variado, y desde mi punto de vista constituyen un buen entrenamiento para saber reaccionar ante personas agresivas que se creen con derecho de imponer sus derechos pasando por encima de los demás.

"Comentario monosilábico: eficaz para las burlas cuando te quedas en blanco: "Vaya, Ahh, Qué cosas".
Gestos mudos:
  • Mirar al agresor con ojos muy abiertos, como si vieras a un extraterrestre.

  • Saludar amablemente con la cabeza como si te cruzaras con un viejo conocido.
Refrán inadecuado:
Saltar con un refrán cualquiera que deje al agresor sin palabras. Ej:
-Tienes un pelo que da asco, ¿dormiste en un pajar, o qué?
-Bueno, yo siempre digo que una golondrina no hace el verano.
Ceder y consentir:
-Estás loco/a.
-Si con ello te vas a sentir mejor, te doy la razón.
La confrontación:
-Conecta tu cerebro antes de abrir la boca.
-Ese comentario me ha ofendido, y por tanto, espero una disculpa.
La réplica desintoxicante: (ideal para críticas de manera poco objetiva) Ej.:
-El trabajo que has hecho parece el de un retrasado mental.
-¿A qué te refieres con retrasado mental?/¿Qué supone exactamente...(añadir palabra envenenada).
La constatación objetiva:
-Acaba de cometer la mayor tontería que jamás he visto.
-Mi trabajo no le gusta/ Esperaba algo distinto
Hablar claro:
-Supongo que esto es demasiado para su capacidad de comprensión...
-Lo que acabas de decir me ofende/ Tu comentario (repite el comentario) me parece una provocación.
La desviación:
-¿Qué pasa que últimamente estás de un torpe...cuando normalmente haces las cosas más o menos bien?
-Un verano caluroso se agradece, pero tampoco me gusta que sea demasiado caluroso/ Ahora que hablamos de ello, los programas de televisión se repiten demasiado...etc."

Hay otras pero bueno, decir que lo importante es tener en cuenta la situación, la confianza con la persona, la propia personalidad de cada uno, etc. para llevarlas a cabo. Yo suelo optar por las más absurdas, porque... ¿y lo bien que te quedas cuando la persona que te ataca se queda sin palabras? Probadlo. No tiene desperdicio.
Fuente: BERCKHAN, B. Cómo defenderse de los ataques verbales. Un curso práctico para que no te quedes sin palabras. Barcelona, RBA-Nueva Empresa, 2004.
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miércoles, 20 de agosto de 2008

Un espacio para la reflexión


El motivo de la creación de este blog es la necesidad de expresarse, de conocerse y de aprender de sí mismas y de los demás que tenemos las personas. Al menos en mi caso. Parece fácil, pero no lo es, ya no todo el mundo tiene ese punto de comprensión necesario para poder divagar, echarle imaginación a un tema sin que te vean como un bicho raro.
Siempre me fascinó el mundo de la psicología y los límites entre lo que se considera "normal" y lo que algunos manuales definen como trastorno o enfermedad mental. En esta sociedad en la que vivimos, en la que nos encanta nombrar, señalar, clasificarlo todo...no existe ni el más insignificante insecto que no tenga designado su nombre. ¿Cómo podía ser menos con los seres humanos?

Simplemente, desde mi punto de vista, lo que nos dista a las personas de la "hormiga aterciopelada de los árboles" es que cada uno de nosotros es diferente. ¿Será por la falta de tiempo, será por falta de escrúpulos, será por falta de interés, o por mucho interés, pero económico, que a las personas se las trata cada vez menos como personas y más como números, clientes y objetos susceptibles de clasificación?
Espero poder aclararlo algún día, mientras tanto, seguiré cuestionando las fronteras entre "lo normal" y "lo desviado" (si se puede decir así), ya que ambas son tan imperceptibles y la confusión es tal que no es extraño que de vez en cuando juguemos entre ambos límites, buscando de algún modo nuestro sitio en el mundo.
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