domingo, 24 de agosto de 2008

¿Música como terapia o música como sustancia?

Es increíble la influencia que la música puede tener en nuestro organismo. En el artículo: Los efectos curativos de la música de Ángel L. Sénquiz, M.D admite que "En un estudio llevado a cabo en China con 76 pacientes esquizofrénicos se encontró que luego de un mes de de terapia musical los pacientes mostraban menos síntomas. Mejoraron en su capacidad comunicativa y mostraron mayor interés en actividades externas.

La musicoterapia puede ayudar a las personas que padecen de estados depresivos. En un estudio llevado a cabo con 30 ancianos que padecían de este desorden se examinaron los efectos de la terapia musical sobre sus estados anímicos. Se encontró que los pacientes que se sometieron a la terapia que consistía en sesiones semanales llevadas a cabo en su propia casa, obtuvieron mejores puntajes en pruebas estandarizadas de depresión. Por otra parte, estos pacientes también informaron sentir menos tensión nerviosa, un mejor estado de ánimo y una mayor autoestima que los que no recibieron la terapia musical."

Así es como ciertos estudios han demostrado la importancia de la música en nuestro estado de ánimo. Y la verdad, no es necesario ser un experto para saber que la música influye en nuestro organismo, elevando nuestro nivel de ansiedad, nuestra temperatura corporal, nuestro ritmo cardíaco... o aplacándolo. Canciones alegres, canciones tristes que en ocasiones son utilizadas como terapia para disminuir el dolor, mejorar la memoria o aliviar el estrés.

En mi opinión, decir que hoy he llegado a la conclusión de que la música es como una droga. Adictiva, hace mella en el cerebro y genera tolerancia. ¿Es normal que por el simple hecho de escuchar un tema concreto, tu visión del mundo se negativice hasta el extremo, tu ánimo caiga al abismo más profundo, llenándose de pensamientos que muestran tu otra cara, la otra moneda de lo que se considera éticamente aceptable, y que, sin explicación aparente, tu agresividad se enaltezca y tengas ganas de gritar, llorar y romper con todo lo que está a tu alcance? El caso, por ejemplo de la novena sinfonía de Beethoven en la Naranja Mecánica.

Normal, no sé si será, pero sí que da algo de miedo, ¿hasta que punto, además de favorecer, nos pueden perjudicar cierto tipo de melodías? ¿De qué modo pueden ser empleadas para manipularnos de un modo u otro? (está claro que en publicidad, su uso con fines de este tipo es más que evidente) Pero bien es cierto que, pese a quien le pese, escuchar o dejar de escuchar ciertos temas u otros es algo imposible de controlar, si bien, cada melodía produce un efecto diferente en la persona.

Simplemente decir que como medio de evasión es efectivo como el que más y con la moda de los MP3, MP4, Ipods en la actualidad... no es difícil observar cómo la gente cada vez más se aisla del "mundanal ruido" mientras camina por la calle, espera en la parada del autobús o va en metro, sumergiéndose en su propia burbuja. ¿Diversión o evasión? ¿Porque me apetece o porque no me gusta lo que me rodea? Y digo yo: ¿Y esos no son las dos posibles respuestas que daría cualquier consumidor de sustancias adictivas? Vale la pena entonces pararse un rato en esta pequeña reflexión.

Fuente: http://www.saludparati.com/musica1.htm

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